Hoy sabemos con una precisión prácticamente infalible que allí donde un inversor Microwd ha decidido depositar su confianza, una mujer ha sido capaz de, como un terremoto, movilizar todo lo que la rodeaba.
No sólo ha podido sacar adelante a su familia, también ha activado el consumo en su comunidad, ha generado empleo y actuado como polo de atracción para que otras mujeres viesen que con el capital necesario, y sobre todo, ganas, se puede emprender… Casos y casos en los que el win-win se alza como una estrategia que funciona tanto para los inversores de aquí, como para las mujeres de allí.
Encontrar a las mejores es sinónimo de éxito
En Microwd no queremos sólo mujeres emprendedoras. Nos hemos preocupado de buscar a las mejores. Estamos interesados en mujeres como Ana del Carmen que empezó con un pequeño negocio de venta de productos de belleza y ahora ha decidido dar el salto para formar a otras mujeres que se quieren dedicar a lo miso que ella. ¿Y lo mejor?. Que su caso no es aislado.
Yéndonos unos cuantos miles de kilómetros al norte, aparece Felicita, que reconoce que cuando el negocio flojea, se va hasta Honduras a montar allí sus espectáculos pirotécnicos. Ya lo habíamos dicho… encontrar a las mejores es sinónimo de éxito para nosotros y también para ellas.
Recibir un crédito supone un salto cualitativo en su vida
Pero… ¿y si además de generar empleo, fuesen capaces de procurar una educación para sus hijos?. Pues efectivamente, la inmensa mayoría de las mujeres Microwd –cerca del 90%– deciden invertir en la educación de sus hijos. Marta Miriam, puede pagar las tasas universitarias de su hijo y reconoce que eso es ahora el centro de su vida.
O Ruth, que después de pagar la universidad de uno de sus hijos, no puede afrontar el coste de un máster y admite que con el crédito ahorra para en el futuro poder pagarlo. De aquí sacamos dos cosas: la primera, que todavía queda un largo camino por recorrer para que el “no” no sea la opción más fácil en la vida de estas mujeres y sus familias. Y la segunda, que recibir un crédito supone un salto cualitativo en su vida.
Lo más importante es que las mujeres Microwd se han convertido en mujeres ambiciosas. La prosperidad les ha permitido que dejen de vivir al día, que puedan pensar en el futuro y en cómo desean proyectarse. Ahora, hay mujeres en Nicaragua y Perú, que ya no tienen miedo a los temporales. El adobe de sus casas ha dado paso al zinc o al cemento y las pequeñas pulperías se han convertido en centros de distribución de mercaderías.
No hay nada más poderoso que una mujer segura de sí misma
Son mujeres que crecen personal y económicamente al ritmo que lo hacen sus negocios. Y os digo que no hay nada más poderoso que una mujer segura de sí misma, que es capaz de luchar por su vida, la de sus hijos y su familia y que además, tiene los medios para hacerlo posible. Y si no los tiene, Microwd ha llegado para eso.