Todo ser humano lleva en su interior a un emprendedor.
Estas pocas palabras pueden llevar a una discusión de tono más que elevado en una charla de café (sí, en Microwd tenemos este tipo de charlas de café, somos así). Se puede argumentar a su favor y en su contra, hay muchos datos que pueden exponerse para rebatirla, pero también existen interesantes experiencias que apoyan nuestra frase de inicio.
La realidad en nuestro país podría perfectamente servir para desmontar esta afirmación. De este modo, España ocupa el penúltimo lugar entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en tasa de empresarios y empresarias o startup. Un informe del Instituto de Estudios Económicos (IEE), basado en datos de la OCDE, afirma que sólo el 3% de los hombres y el 2,1% de las mujeres son empresarios en España.
El 70% de los jóvenes españoles quiereN ser funcionarios
En nuestro entorno existen pocos emprendedores y, la mayoría de los que así se hacen llamar, ni tan siquiera realizan una labor de emprendimiento como tal dado que se dedican a montar un bar. Por otro lado, tampoco hay mucha esperanza para el cambio de paradigma, tal y como se demuestra en estudios recientes que indican que el 70% de los jóvenes españoles quiere ser funcionario o trabajar en una multinacional.
Pero en otras partes del mundo se han realizado experiencias que han ido encaminadas a mostrar que todos podemos ser emprendedores. De este modo, un programa piloto llevando a cabo por Grameen Bank en Bangladesh pretendía dar microcréditos a mujeres que ejercían la mendicidad en el país. Con ello buscaban demostrar que hasta el estrato más bajo de la sociedad de Bangladesh podía iniciar un negocio.
El programa de Grameen Bank contó con la participación final de casi cien mil mendigos
Las mujeres no querían en un principio tomar los prestamos, creían que no sabrían manejarse con el dinero, así como que no tendrían forma de devolverlo dado que no realizaban actividad económica alguna. No obstante los técnicos de Grameen les indicaron que, dado que ya iban puerta por puerta pidiendo dinero y comida por las casas ¿Qué tendría de malo aprovechar estas visitas para ofrecer la compra de cerillas, juguetes o cualquier baratija?
El programa contó con la participación final de casi cien mil mendigos, de los cuales unos veintidós mil habían dejado totalmente la mendicidad al cabo de unos cinco años, habiéndose convertido en vendedores ambulantes o, incluso, en la personal shopper de la comunidad. Lo que también observaron los técnicos es que la reticencia de las mujeres también provenía de que realmente ya estaban realizando una actividad económica, una que llevaba realizándose por varias generaciones en su familia: la mendicidad.
En Microwd creemos que el ser humano es emprendedor por naturaleza
De este modo, la mayor parte de las mujeres no dejaron de pedir por las casas, tan sólo desarrollaron la habilidad de discernir en qué casas podían pedir y en cuales vender. Hay que entender que cualquier persona en su situación no dejaría sin esfuerzo el “negocio principal” de la familia en los últimos cincuenta años. Hace falta tiempo y esfuerzo para que estas mujeres ganen la confianza suficiente para animarse a dejar de lado la mendicidad.
Puede parecer que una tasa de éxito del 22% no es muy elevada, ni demuestra totalmente la frase inicial de nuestro post. No obstante, debemos ser conscientes que el ejemplo planteado por Grameen Bank es el más extremo de los posibles. Se trata de los más pobres entre los pobres de uno de los países con menor PIB per capita del mundo.
En Microwd creemos que el ser humano es emprendedor por naturaleza, nuestras prestatarias se encargan cada día de demostrárnoslo. Su esfuerzo diario tan sólo necesita una ayuda y nosotros queremos ser el vehículo que pueda proporcionársela.
Porque tú inversión es su cambio ¿Te unes?