Por Alejandro de León Moreno [Fundador de Microwd].
Cuando empiezas tu propia empresa hay una balanza que muchas veces se nos olvida tomar en cuenta. En un lado lo que le damos a una empresa: horas infinitas, preocupaciones incesantes, horas de sueño hipotecadas, enfados con el proveedor, desazón con clientes y mucha más energía de la que creíamos tener. Sin embargo, ¿qué te da la empresa a ti?
Creer en el ser humano y entender el éxito de la prosperidad
Microwd me ha dado mucho más de lo que podré devolverle, me enseñó a creer en el ser humano. Microwd me enseñó a entender el éxito de la prosperidad, a entender que somos 6.000 millones de personas más que hace poco tiempo y que estamos un 90% menos en pobreza extrema.
Me enseñó a entender que le estamos ganando la batalla al hambre, a la falta de agua, a la pobreza y que el ser humano siempre tiene un plan B. También me enseñó a adorar al comercio, al mercado y a entender que el binomio libertad y seguridad tenía un ganador y un perdedor, y que yo quería ser libre.
La cuenta de pérdidas y ganancias premia el mérito
Me enseñó a entender la importancia de que exista Amancio Ortega para que la gente no pase hambre, de que exista Jeff Bezos para que nuestra vida sea mejor, recuerdo cómo entendí que lo que de verdad dignifica a la gente es el lucro y que la cuenta de pérdidas y ganancias premia el mérito.
Recuerdo cómo aprendí de aquella mujer que rechazó un crédito nuestro porque tenía una vida plena con su piara de cerdos, recuerdo el día que entendí el poder del Smartphone, el poder de la educación en cualquier rincón del mundo…
Microwd me enseñó a disfrutar del miedo. «And ne forhtedon na» (y que no temieran) como indica la tumba de mi admirado Borges.