Imagínense por un instante que la cesta básica mensual de su comida es tres veces más cara que su salario. No hablamos de lujos ni de comidas extravagantes o selectas, si no de alimentos básicos como carne, pescados, verduras, frutas, pastas o legumbres. Imaginen que tienen que vivir en el límite de la pobreza, con un salario de 250-300 dólares y con eso ajustar los gastos de luz, agua, alimentación, sanidad, educación… Difícil, ¿verdad? Imagínense ahora sentirse afortunados por ganar ese dinero.
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