Hasta mediados de 1970, la República Popular de China seguía una economía planificada a imitación de los planes quinquenales soviéticos. Con la muerte de Mao, los dirigentes del partido decidieron abrir su economía al mercado, configurándose así el llamado socialismo de características chinas. Esta transformación ha permitido al país convertirse en el segundo PIB del mundo y en la mayor potencia exportadora. Ahora bien, ¿es sostenible el desarrollo de China?