Llamamos “emprendedoras” a todas las mujeres que confían en Microwd para emprender o mejorar un negocio. Y no creáis que utilizamos la palabra “emprendedora” de forma aleatoria.
Llegar arriba es alcanzar con tu propio esfuerzo la meta que te has propuesto
Es en un contexto de dificultad donde nace realmente el espíritu emprendedor; donde uno puede empezar abajo y llegar arriba, donde arriba no tiene porque ser hacerse millonario. Arriba es alcanzar con tu propio esfuerzo la meta que te has propuesto alcanzar. Sea una meta corta o una de maratón.
Por eso estamos seguros de que las mujeres emprendedoras que comienzan un negocio en las regiones de Nicaragua, Perú y Ecuador en las que trabajamos son mucho más emprendedoras que todos los jóvenes europeos que beben té de máquina en los coworking de paredes de ladrillo.
Juana Francisca Soriano estaba indecisa antes de pedir su primer préstamo en Microwd. Indecisa por firmar documentos, por elegir en qué invertir el dinero, indecisa por tener que repagar. Y por toda esta indecisión comenzó con un préstamo de $200.
Juana Francisca emprendió en repostería, artesanía y ganadería
Desde el primer momento Juana decidió diversificar su dinero e invertirlo en varias actividades económicas. ¿Por qué voy a tener que elegir jugármelo todo a una carta? Así decidió invertir en repostería, artesanía y ganadería. ¡Ahí es nada!
Pese a que tiene la ayuda de sus dos hijas y de que una de ellas ha estudiado finanzas (no se preocupa por calcular gastos e ingresos), Juana pone su cabeza, corazón y manos en que esto salga adelante. Porque al fin y al cabo suyos y solo suyos son sus negocios.
Cuando le preguntamos como ha aprendido a desarrollar todos estos trabajos, Juana responde que con formación. Aprendió repostería en un curso de un mes al que se apuntó. Ahora puede enseñarnos una tarta de crema azul y blanca que nada tiene que envidiar a la de la vitrina de cualquier pastelería.
También dio un curso en artesanía de pino. Compra hebra de pino, hilo de colores y nylon. Con todo ello, tarda unos dos días en hacer unas bonitas canastas de pino que luego vende para obtener buenas ganancias.
Por si fuera poco, también cría pollos. Los cuida, engorda y luego los sacrifica para vender. Juana pasa de decorar con nata un pastel, a decidir si el color de su siguiente canasta será azul o verde a cortar la cabeza a un pollo. Si esto no es ser emprendedora…
Tan emprendedora que como todo salió bien con el primer préstamo, decidió pedir un segundo, esta vez de $400. Menos indecisa, decidió doblar el dinero del préstamo.
Para que uno gane el otro tiene que producir
Le pedimos que cierre los ojos y que imagine donde quiere estar de aquí a un año. -En el mismo sitio, pero con más trabajo-. Quiere seguir avanzando en la cría de pollos y aumentar sus instalaciones mejorando el suelo.
Consciente de que detrás de todo esto hay un inversor que ha decidido apostar por ella, lanza un mensaje en el que valora la oportunidad que le han dado y en el que no se olvida de que inversor y emprendedora siempre van de la mano. Que no es caridad, que para que uno gane el otro tiene que producir. Y que para que uno produzca el otro tiene que ganar. ¡Capitalismo!
Dice el dicho que la «carga hace andar al burro»!
Y eso es muy cierto, Yo perdí a mi padre a los 13 años y mi vida cambió.
A partir de ese momento comprendí que tenia que hacer un esfuerzo mayor para salir adelante, sin importar los pantalones raidos y los agujeros en las suelas de mis zapatos. Estudié y me titule en la UNAM. Sí, mi vida cambió y la de mi familia, la idea era, nunca más hambre. Creo que debemos trabajar y desarrollar los conceptos de: Responsabilidad; compromiso; actitud; Fe y Honradez en la mente de las personas de nuestra comunidad, que nos apoye en el crecimiento del Bien Ser.