Una de las soluciones para la pobreza es comprar por un dólar y vender por dos dólares. Si eres de los que sigues las noticias que rodean nuestro proyecto, habrás escuchado esa frase en boca de nuestro fundador en infinidad de ocasiones (si no es así aquí y aquí tienes un par de ejemplos).
Cambiar el mundo a través del comercio en condiciones dignas
Es una idea manida y a la vez revolucionaria: Cambiar el mundo a través del comercio en condiciones dignas. No obstante, a pesar de su sencillez creemos que es una idea que merece ser explicada a conciencia, no queremos que se confunda con una forma no deseada de inflación o, mucho menos, con estar alentando la especulación.
No ponemos en duda que el comercio es una de las formas más simples en la que se desarrolla la economía: Alguien compra algo y lo vende por un precio superior. No conlleva una producción, ni tan siquiera manufacturada; en su forma más sencilla supone simplemente la intermediación entre productor y consumidor final.
Sin embargo, se trata de una forma de economía que mueve miles de millones de euros en todo el mundo, una manifestación económica que incluso provoca “guerras” entre potencias económicas mundiales con implicaciones geoestratégicas (como la reciente guerra comercial entre China y Estados Unidos).
La aportación de nuestras prestatarias a este fenómeno económico es mucho más modesta. Todas ellas viven en zonas remotas, zonas donde la única posibilidad de comerciar con algo de manera autárquica es la escasa producción agrícola que se pueda dar en sus minifundios, así como la ganadería de subsistencia que se práctica. Absolutamente nada más.
Las mujeres que engloban Microwd comercian con todo tipo de mercancías: zapatos, ropa, cosméticos…
Se trata de regiones que se encuentran tan aisladas que se quedan fuera de las rutas comerciales que vertebran un país. Es por eso que las mujeres deben salir de su región, dirigirse a alguna de las ciudades importantes y abastecerse con bienes que de otro modo no serían accesibles. El trayecto no es sencillo, se tratan de regiones que no tienen transporte público regular a las que cuesta acceder incluso en coche, por lo que las mujeres tardan varios días en poder completar la compra de mercadería. Las mujeres que engloban Microwd comercian con todo tipo de mercancías: zapatos, ropa, cosméticos, productos básicos de higiene… Productos que compran a una escala modesta, pero que venderán en sus vecindarios a una escala aun más modesta.
Para poder ejercer esta actividad económica tan básica pero tan necesaria, nuestras prestatarias tan solo necesitan esos primeros dólares que les permitan comprar por uno y vender por dos. Ellas ponen todo lo que viene después: El esfuerzo de desplazarse durante horas, comprar al mejor precio en una gran ciudad y vender muchas veces puerta por puerta o en sus pequeñas pulperías.
Se trata de un modo simple pero efectivo de poder ganarse la vida. Para esto surge Microwd, para que estas mujeres puedan conseguir esa primera inyección de dinero que les permita iniciar un pequeño negocio que mejore la calidad de vida de ellas y de sus familias.
Desde Microwd queremos ayudar a financiar no solo proyectos comerciales
Por supuesto que desde Microwd queremos ayudar a financiar todo tipo de proyectos, no solo comerciales, sino también manufactureros y pequeñas industrias extractivas. Pero sabemos que primero hay que crear una base económica, pequeña pero estable, que sea la palanca que empodere a estas mujeres lo suficiente para poder llevar a cabo proyectos de mayor envergadura en el futuro.
Te necesitamos para ese primer dólar ¿Te unes?