Seguro que os sorprenderá tanto como a mí saber que uno de los negocios que se ha financiado a través de Microwd es la explotación de una mina de oro. Todos asociamos una mina de oro a inmensas riquezas, a un negocio que genera ingresos recurrentes o a unos dueños sin necesidad de explotarlos.
Es por eso que cuando tuve conocimiento de que un inversor había financiado este negocio, quise saber un poco más sobre quien era su beneficiaria y el motivo por el que necesitaba un microcrédito alguien con tan inmensa fortuna.
La mujer que había solicitado el préstamo se llama Juana Francisca Andrade Flores, es madre de cinco hijos de diferentes edades, y este no era el primer microcrédito que solicitaba. Su primera experiencia fue para la compra de una vaca parida, microcrédito que ya había pagado sin demora. Esta experiencia le animó a solicitar un nuevo préstamo con el que ayudar a la economía familiar, toda vez que tenían acceso a algunos terrenos familiares que, como gran parte de esta zona de Nicaragua, contiene oro en capas no demasiado profundas del subsuelo.
Explotaban los terrenos mediante un proceso manual que llevaba muchísimo tiempo y esfuerzo.
De este modo, su familia, al igual que otras tantas de la zona, llevaba unos cuantos años explotando esos terrenos que contienen oro a fin de completar los ingresos mensuales. Mediante un procedimiento manual que les llevaba varias horas y muchísimo esfuerzo, obtenían del procesado de varios kilos de tierra una cantidad minúscula de oro.
El procedimiento es sencillo, se pone una pequeña cantidad de tierra y piedras en una oquedad de piedra tallada a tal efecto, se echa un poco de mercurio (a fin de que se adhiera al oro) y se muele mediante golpes a fin de liberar el oro. El problema de este proceso manual es que es muy laborioso y se obtiene muy poca cantidad del preciado metal. Dado que no es posible incrementar el ratio de tonelada de tierra molida/ gramo de oro obtenido (el suelo nicaragüense no es excesivamente rico en este metal), nuestra prestataria tomó conciencia de que debía de ser capaz de moler mas tierra en menos tiempo.
La solución pasaba por mecanizar la extracción de forma adecuada.
Necesitaban hacer un hoyo más grande, meter más tierra y, lo más costoso, molerla en menos tiempo a pesar de ser mayor cantidad. La solución tenía que venir de mecanizar el proceso de forma adecuada, pero eso tenía un coste que la familia de Juana Francisca no podía asumir. Lo intentaron durante unos meses mediante un procedimiento artesanal movido por varios hombres (que se mareaban al cabo de unos minutos dando vueltas sobre un eje), y posteriormente por un motor de un coche viejo (pero el gasto en gasolina era mayor que el beneficio obtenido). Nada de lo que tenían a su alcance funcionaba.
Es por ello que solicitó a través de Microwd un préstamo de 1.000 euros, a fin de comprar una rastra para procesar oro. De este modo, y a pesar de que el trabajo sigue siendo muy duro, consiguieron obtener más beneficios por hora de trabajo. Así, no sólo muelen su propia tierra en busca de oro, sino que también se han convertido en proveedores de tecnología para sus vecinos, quienes arriendan el molino para moler su propia tierra.
El microcrédito obtenido a través de Microwd no sólo ha mejorado la vida de nuestra prestataria, ha mejorado la de toda una comunidad, dotándola de una tecnología que hasta ese momento no podían permitirse.
Desde Microwd seguimos apostando por mejorar la vida de nuestras prestatarias y sus familias, dotándolas de mejoras productivas que modernicen su economía. Para ello necesitan una inversión que no pueden permitirse afrontar sin ayuda.
Porque tu inversión, puede ser su cambio ¿Te unes?