En la actualidad, asistimos a un aumento de la preeminencia internacional de Centroamérica. Las reformas económicas emprendidas por los distintos gobiernos en el último tercio del s. XX han provocado un crecimiento de la inversión en la región. No obstante, aún persisten una serie de problemas latentes que lastran su desarrollo real. Por ello, hoy nos preguntamos cuáles son los desafíos de Centroamérica en el siglo XXI.
Los campos en los que se precisan reformas son muchos y muy variados: desde la protección de la infancia a la prevención del crimen, pasando por la lucha contra la corrupción y el desarrollo sostenible. Sólo una acción coordinada de la región permitirá una solución global a estos, que garantice el futuro de las generaciones venideras.
Los altos índices de violencia pueden considerarse, sin duda alguna, el mayor lastre de la región. En los últimos años, se está apostando por el diálogo regional, en el que distintos sectores sociales se reúnen para compartir experiencias y encontrar soluciones reales. Estas reuniones, auspiciadas por organismos internacionales, tienen su claro ejemplo en el SICA, que provee de recursos para prevenir el delito en los países miembros.
La falta de oportunidades y el desempleo, sobre todo en los más jóvenes, crean un círculo del que es difícil escapar. Los bajos salarios son una constante en la región, por lo que raramente pueden aumentar su poder adquisitivo. Sólo a través de la mejora educativa, así como la extensión de la cobertura a los niveles educativos superiores podrán poner fin a este problema.
Otro problema de la región es su vulnerabilidad ante los desastres naturales. Los huracanes, terremotos o inundaciones son frecuentes. Por ello, la necesidad de crear programas de gestión de riesgos de desastres es crucial para minimizar el impacto de estos fenómenos.
Aunque como ya se ha dicho, la integración resulta crucial para poner fin a todos estos problemas. No obstante, la acción de los gobiernos locales es también importante. Así, por ejemplo, en Nicaragua se ha impulsado una estrategia de educación que mejore la matrícula en la temprana infancia, sobre todo, en comunidades pobres. Desde Microwd, creemos en el empoderamiento de las personas con menos recursos. A través de nuestros microcréditos, podemos ayudar a que alguien salga de la precariedad en la que vive. La inversión social es, a nuestros ojos, crucial en el desarrollo de la región.
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