«Mejor los Reyes Magos que Papá Noel», un relato sobre economía

En estas fechas, las familias españolas suelen decantarse o por los heterogéneos Reyes Magos o por el universal Papá Noel. Algunas por ambos. En definitiva, todos aportan magia, ilusión y felicidad a los niños en Navidad pero para los “mayores” tienen simbologías diferentes.

Los Reyes Magos acudieron a adorar al niño Jesús y entregarle regalos de gran riqueza, los presentes más valiosos para cada uno de ellos. San Nicolás, por su parte, destacó por su bondad y generosidad con los más pobres, lo que se puede traducir en que todos los niños deben tener un regalo por Navidad.

Quizás Papá Noel gana en lo políticamente correcto pero creencias, tradiciones y simbologías aparte, egoístamente San José hubiera preferido que el niño Jesús recibiese tres regalos diferentes y exclusivos, mientras que quizás con Papa Noel solo hubiera recibido uno (a ver cómo salgo de esta…).

Para los adultos, su economía “cobra” sentido con las entidades financieras

Comparar la Navidad con las finanzas es como “mezclar churras con merinas” pero me sirve de introducción para amenizar el artículo con un poco de guasa polémica y para centrarme en la importancia que tienen los bancos en nuestras vidas. Para los niños, la Navidad “cobra” sentido con estos cuatro personajes. Para los adultos, su economía “cobra” sentido con las entidades financieras.

Del mismo modo que la magia de los Reyes o Noel es incomprensible para un niño, la industria financiera también es muy difícil de entender para un adulto. Específicamente la banca tradicional que está muy bien cimentada tras muchos años de prueba y error, es deliberadamente confusa y generalmente nos cuentan solo lo que queremos escuchar.

En numerosas ocasiones no es ni transparente ni ética con el cliente. Invierte grandes sumas de dinero para conseguir una potente imagen de marca. Se aprovecha de la asimetría de información. Pero lo más grave es que puede generar importantes conflictos de interés que no son evidentes a los ojos de los clientes.

“Te podrán gustar más o menos, pero necesitamos a los bancos”

En cualquier caso, te podrán gustar más o menos pero necesitamos a los bancos. Gracias a la entidades financieras podemos gestionar nuestros ingresos y recibos, nuestros créditos e hipotecas y nuestros ahorros e inversiones. El problema es que, en España, un elevado número de personas utiliza un solo banco para todo, lo que les convierte en clientes cautivos de esa entidad y donde el control de su economía personal y familiar puede terminar en manos de una entidad y no en las suyas.

En España disponemos de varias entidades con “formato” de banco universal, cuya filosofía es ofertar todos los productos y servicios financieros posibles a cualquier cliente potencial del mundo. Tener todos los negocios y áreas integradas en una misma entidad puede generar conflictos de interés.

Estos bancos tiene dos tipos de negocio, los que se encuentran dentro del balance (banca de inversión, mesa de tesorería, créditos, banca comercial y banca privada) y los que están fuera del balance, con un CIF distinto (gestora de fondos, los fondos de pensiones, bróker o cartera industrial). Con tantas divisiones, se puede dar el caso en el que la banca de inversión utilice al bróker o la gestora para hacer recomendaciones de inversión que les beneficie directamente, fomentando la rotación de productos o una excesiva actividad en futuros.

La mesa de tesorería puede beneficiarse de la gestora o fondos de pensiones realizando una excesiva cobertura de divisas y tipos de interés o generando estructurados y garantizados. La cartera industrial puede usar los fondos como medio para los intereses de la banca de inversión o generar liquidez y sustento de precios para la cartera industrial. La banca privada puede distribuir productos de su propia mesa de tesorería, banca de inversión, gestora, fondos de pensiones o del bróker. Y la banca comercial puede actuar como vendedor de productos de activo y pasivo del banco (depósitos, pagarés, subordinadas, preferentes, salidas a bolsa, etc.).

Una entidad para los recibos, otra para los préstamos y otra para las inversiones

Por tanto, la mejor manera de evitar posibles conflictos de interés es encontrar aquellas entidades que estén especializadas en cada una de las actividades que demandemos. Concretamente podrían ser tres: una para los recibos, otra para los préstamos y otra para las inversiones. De este modo el banco sabrá lo justo sobre nosotros y, por ejemplo, evitaremos la venta cruzada de productos y servicios. Solo compraremos aquello que realmente nos interese y beneficie.

El banco para gestionar el día a día de gastos y recibos, debería tener las mejores condiciones para mantener una cuenta corriente, sin comisiones por transferencias, con tarjetas de débito y crédito gratuitas o incluso que devuelva un porcentaje de los recibos. A cambio, tendremos que domiciliar nuestra nómina pero no deberíamos caer en la trampa de contratar un producto (fondo, plan de pensiones, hipoteca, etc.) o servicio adicional para obtener mejores condiciones.

La entidad para contratar un crédito debería tener las mejores condiciones de contratación, menores costes y los intereses más bajos. En este caso recomendaría a Microwd por tener tipos de interés más bajos que la competencia, por fomentar las buenas prácticas o por ofrecer facilidades y flexibilidad a la hora de repagar el crédito sin costes por mora para nuestras prestatarias. Desafortunadamente el cliente español no se encuentra entre nuestro público objetivo actualmente ;).

Por último, para nuestros ahorros e inversiones, tendremos que encontrar una entidad especializada en el servicio de inversión, centrada en el cliente y no en vender productos, preferiblemente que sea independiente (pista: que no tenga producto propio y que cobre directamente al cliente sin recibir retrocesiones), que tenga acceso a una amplia gama de productos y con unos costes adecuados al servicio que ofrece porque ya se sabe que cuanto mayor sea la comisión que pagas, menor será la rentabilidad que obtienes.

Aunque pueda parecerlo, no busco comparar a Papá Noel con la banca universal ni a los Reyes Magos con las entidades especializadas. El símil, por así llamarlo, se encuentra en las posibilidades que nos ofrece la Navidad (todas buenas) y las que nos da el sistema financiero (algunas mejores que otras), con la importancia de conocer las opciones para que tengan influencia en las decisiones que tomamos.

En mi familia éramos del Niño Jesús. Creíamos en los Reyes Magos pero no queríamos esperar hasta el 6 de enero para recibir los regalos, así que mis padres, para satisfacer a todos, tomaron la salomónica decisión de dar los regalos el 25 de diciembre pero cambiando a Papá Noel por el Niño Jesús, lo que les permitía tenernos contentos, mantener las creencias y darle sentido al Belén.

Feliz Navidad para los de “Reyes Magos” y felices fiestas para los de “Papá Noel”.

AUTOR: Álvaro Chocano. 

 

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