En una sociedad desarrollada, donde sus estructuras organizativas están cimentadas bajo los principios de mercado, donde el desarrollo y el crecimiento económico es medido bajo la tutela del PIB, no debemos olvidar el peso económico y social que representa en las cuentas de un Estado uno de sus agentes de mercado: las Entidades Sin Fines Lucrativos (ESFL). Weisbord (1975) detectó la existencia de grupos organizacionales que no contenían especificidades del sector público ni empresarial, los cuales tenían un peso económico y social significativo.