Antes de finalizar el año, correspondía una visita a nuestro socio local en Nicaragua, ADENOCH.
El objetivo de dicha visita era conocer y entrevistar a las mujeres beneficiarias de los préstamos que concedemos en Microwd. Un viaje tan largo hasta la remota región de Chinandega, en el norte de Nicaragua, que ha merecido la pena solo por conocer tan increíble lugar.
Los valles de San Francisco del norte y de San Juan de Cinco Pinos es donde se ubican las comunidades que visitamos, ya que la mayoría de las beneficiarias con las que colabora ADENOCH se sitúan aquí. Estos valles limitan con la frontera de Honduras, un lugar que resulta ser increíblemente montañoso y poblado de pequeñas comunidades.
Aquí, en estas comunidades es donde acudíamos a entrevistarnos con las mujeres.
Una ONG española llamada SETEM Catalunya organiza campos solidarios en los que te dan la oportunidad de vivir en una de estas comunidades. ADENOCH, nuestro socio nicaragüense, siempre aloja a todos los miembros de SETEM o de las otras ONGs con las que colabora en una casa de uno de sus trabajadores, dándote la oportunidad de poder vivir de primera mano con una familia humilde. En mi caso, dio la casualidad que la madre ya había sido beneficiaria de un crédito de Microwd. La experiencia nos acercó a la realidad tan dura que vivía en su día a día.
En mi caso era Daisy Andrade Toruño, una mujer de 62 años, madre de cinco hijos que trabaja diariamente para alimentar a su familia. Compartiendo los días te das cuenta de las dificultades diarias a las que se enfrentan estas mujeres. Para empezar, Daisy se levanta todas las mañanas a las seis para poder acceder a un grifo de agua que pertenece a la comunidad y así rellenar los 10 cubos de agua que necesitarán a lo largo de un día para cubrir sus necesidades más básicas.
En el caso de Daisy, los 700 dólares que recibió los usó para comprar una cría de cerdo, que actualmente ha dado a luz a ocho crías. A su vez, tres de estas crías de cerdo las tiene comprometidas con vecinos y las otros cuatro se los quedará ella para criar o vender de nuevo. Gracias a esto Daisy podrá doblar la inversión rapidamente porque tiene pensado vender dos de las crias por un valor de 1.400 dólares.
Todo ello le va a permitir doblar su dinero, quedándose la familia con la cría restante de modo que será capaz de repetir el mismo proceso que el actual: criarla y poder quedarse embarazada de nuevo para poder tener más crías y más beneficios.
Daisy es un claro de ejemplo de la ayuda que los préstamos brindan a estas familias nicaragüenses.
Coordinando con ADENOCH cerramos un total de 12 reuniones en una semana en diferentes comunidades para entrevistar a mujeres interesadas en recibir un microcrédito. De hecho, las beneficiarias de préstamos de Microwd celebran las reuniones en sus propias casas para que otras mujeres de su comunidad se informen sobre las ventajas de solicitar un préstamo con Microwd, ya que han visto como se puede mejorar un poco la calidad de vida gracias la inversión realizada.
Cuando tienes la oportunidad de visitar la casa de estas familias uno se da cuenta de la su realidad y las condiciones en las que tienen que vivir. Las casas de estas comunidades son variopintas, bastante pobres y además suelen vivir unos seis miembros de la familia.
El mobiliario siempre es puramente artesanal, cada uno se las apaña como puede para conseguir un hogar sin pedir ayuda a nadie. Por eso, Microwd quiere echar una mano a estas familias, dándoles acceso a un préstamo que en su propio país no se pueden permitir pedir.
Hemos viajado para contaros de primera mano el efecto que tiene una inversión en las mujeres de Nicaragua. En el siguiente post seguiremos detallándote más experiencias que hemos vivido en nuestro viaje. Mientras, puedes ayudar a una de las mujeres a la que hemos visitado.
¿ Te animas?