Confianza, meritocracia y justicia

¿Rodeado de desconfianza? Desde Microwd nos hemos empeñado en ir contracorriente y utilizar la palabra “confianza” por encima de la media.

Sí, probablemente nacemos confiados -no nos queda otra- y según crecemos nos volvemos más escépticos con las personas que nos rodean.

El verbo confiar es una rara avis en nuestra sociedad, más aún si hablamos de una empresa y no una persona. Confiar es complicado, pero si te arriesgas y compruebas que eres correspondido, seguramente tu relación irá a más.

Confiar no deja de ser un acto de cordialidad que te hace sentir más humano. La gran mayoría de las personas saben responder cuando confías en ellas. Sin embargo… el famoso grupo al que “le das la mano y te toma el brazo” es tan real como la vida misma. La experiencia es un grado para detectar a este tipo de personas tóxicas. Un grado que te permite hacer una selección previa de forma natural sin recurrir a los prejuicios.

En un mundo cada vez más globalizado, llegar a confiar en las empresas y en las personas puede seguir el mismo proceso. Por lo general, tendemos a confiar en las personas que conocemos, pero debido a la digitalización para determinados asuntos, podemos llegar a confiar más en los comentarios que se publican en las redes sociales que en la opinión de nuestros allegados.

Premiar al que se lo merece

La confianza tiene su recompensa y resulta beneficiosa para ambas partes. Lo importante es saber premiar al que se lo merece (meritocracia) y no volver a confiar en el que te engaña o incluso denunciarle si ha incurrido en daños y perjuicios (justicia).

Ocurre con las personas pero también con las empresas ya que, al fin y al cabo, están gestionadas por personas. Inicialmente confiamos en las empresas para invertir o comprar sus productos y servicios. Si cumplen con nuestras expectativas incrementaremos nuestra relación, pero si nos engañan evitaremos el contacto.

En Microwd comprobamos cada día que merece la pena depositar nuestra confianza en las personas, “somos los que prestamos sin aval y no cobramos intereses por mora porque confiamos”. Cuando una inversión te hace sentir bien más allá́ de su rentabilidad, es porque estás haciendo algo que merece la pena.

Se nos puede tachar de inocentes pero no de ingenuos

Hemos ido mejorando la selección de emprendedoras optimizando la variables y filtros sin dejar de tener en cuenta el lado más humano y motivacional. Premiamos a las prestatarias que responden correctamente, incluso anticipadamente, con sus compromisos de pago a través de un sistema de meritocracia. Ayudamos a aquellas emprendedoras que lo intentan pero no logran tener éxito, porque confiamos en ellas.

Y para aquellas que se aprovechan de nuestra inocencia, buscamos la mejor manera de que se responsabilicen de sus actos, incluso utilizando la justicia cuando sea necesario.

AUTOR: Álvaro Chocano

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